Las formas de colaboración público privada tradicional han sido una fuente de dificultades para el sector público. Posiblemente, porque no había una colaboración real sino que se estructuraba para que el sector público pagara la prestación de un servicio o la realización de una infraestructura.
Frente a ellas, en la legislación se proporcionan las bases para la generación de colaboraciones reales, sobre la base de acuerdos en los que se pone en común bienes, recursos y conocimiento y se procede, al mismo tiempo, a una compartición de los beneficios económicos y de desarrollo tecnológico. Se trata, en definitiva, de proyectos para hacer país.
En este artículo os dejo las bases para el desarrollo de la colaboración público-privada 2.0.